He decidido poner en práctica la narración de una misma escena realizada por dos tipos de narradores internos: uno protagonista y otro testigo. También hay narradores externos, pero de eso hablaré en otra ocasión, hoy me apetece más centrarme en los internos.
Las narraciones internas se caracterizan por la forma de expresarse y los conocimientos, pasados y presentes, de los personajes, quienes cuentan en primera persona una historia. El primer fragmento que escribo a continuación está relatado en boca del personaje protagonista, mientras que el segundo llega a través de un testigo y, por tanto, nos transmite la información que conoce sobre la otra persona, bien porque está presente cuando sucede la acción o bien porque recibe los datos de otras fuentes: personas, emails,..
- Punto de vista del protagonistaLa verdad es que no me apetece nada estar aquí, esta clase es soporífera. Si por mi fuera recogería ahora mismo, me levantaría y me largaría a la cafetería, o mejor, a la calle. Hace tan bueno... ¡y yo aquí!. Maldita sea, ¡pues no!, tengo que aguantarme, hacer el esfuerzo de intentar entender algo de lo que dice el profesor, si quiero aprobar esta vez, y quedarme con el culo pegado a esta silla de pichiglás, que más bien parece diseñada para torturar, como si no fuera suficiente condena ya aguantar a este tío hablar de electromagnetismo durante dos horas seguidas.
- Punto de vista del testigoHay un constante murmullo, la gente no presta atención a las explicaciones de campo eléctrico que está dando el profesor, a quien no parece importarle que su voz sea casi inaudible a causa del resto. Amanda hoy se ha sentado sola, dos filas más abajo en la grada de donde estoy yo. Su estuche está abierto y al lado hay unos folios en blanco perfectamente apilados. Con la mano derecha sujeta un bolígrafo azul, que tiene el capuchón puesto, y juega a deslizarlo entre sus dedos. El codo del brazo izquierdo, apoyado en la mesa, forma un ángulo recto con el resto de su cuerpo y sobre la palma de la mano reposa su barbilla. Ayer en la cafetería le escuché prometer a Jacobo que este curso iba a aprobar definitivamente la asignatura. Con el ceño fruncido y revolviéndose en la silla sigue con la mirada al profesor, pero no da la impresión de hacer más que eso.
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